Hospital de recuerdos
Aborrezco los recuerdos
encerrados en estas cuatro paredes.
Odio los días
en que esta enfermedad vuelve;
trayendo de regreso tu
fantasma
para recordarme que no estás.
Se detiene cerca de mi cama
para ver como el dolor me destapa,
para observar cuando llega el sueño
y colarse en ellos sin
permiso.
Te advierto que tienes prohibida
la entrada en mi alma.
Y te recuerdo que tú ya no me amas:
Por lo tanto nada tienes
qué hacer
en esta habitación.
¿Por qué me miras en silencio?
Mejor vete de una vez.
Quedé harta de tus silencios,
de la ausencia de palabras
que tanto tiempo esperé.
Y además te recuerdo que no te hago falta:
Pues entonces,
lárgate a vivir
lárgate a vivir
de una buena vez,
todo lo que soñaste
por largos años
en que fuiste prisionero
del qué dirán,
y de la imagen pulcra
que vendiste a los que te creyeron.
(Este hospital se hace pequeño
para acoger tantos recuerdos.
Felizmente algunos van muriendo
para dejar paso a otros
menos dolientes.
Pero siempre entran algunos y otros se van)
Tu recuerdo tiene
prohibido el paso.
Pero insistes...
Y también te recuerdo que no me necesitas:
y yo tampoco ya te quiero aquí.
Y aunque no te pueda odiar,
y aunque aparezcas en medio de los recuerdos
-Que intento eliminar
con múltiples medicinas-
necesito pedirte
que te vayas definitivamente.
Finalmente, te recuerdo que ya no me quieres:
Y te aclaro
que tu recuerdo
ya no me hace falta.
Comentarios
Publicar un comentario