Playa y café

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Bajo el cielo de Ecuador,
todo y nada.
El silencio de las olas
con su lenguaje celeste
que habla de piedras y naufragios.

Bajo el cielo blanco,
esta brisa ecuatorial
que te envuelve
y  promete sonrisas
que yacen en sueños
y mensajes secretos
guardados
en la mano del tarotista.

Entonces charlamos.
Y reímos.
Y nos miramos
descubriendo
el mensaje oculto
en las pausas
de las pupilas que se posan
en el horizonte.

Mientras,
se va la vida
y el mar continúa
con su juego de abrazo y espuma.
Espuma
que va a las profundidades
que aguardan su beso
húmedo;
para volver a la luz
de arenas y voces,
de cielo y sol.

No habrá otro momento como éste,
hija,
no lo habrá.

Porque ¿sabes?
Partirán las gaviotas
a otras playas,
las piedrecillas
serán arrastradas por las corrientes;
los vientos cambiarán de dirección
y aun los días de sol regresarán
con su tibieza acostumbrada.

Y todo parecerá igual,
todo parecerá perfecto.

Mas ya no estaremos acá
sentadas frente a la playa
con el café en la mesa,
como el retazo
de una pintura cualquiera
nacida del pincel de los tiempos.

Nuestras voces quedarán
campaneando en el pasado,
ese de apenas ayer,
mientras  las olas
con su música de fondo,
acompañan
las frases atadas
a un atardecer
de confidencias...

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