Antipoemas para un nada y un todo.

NO QUIERO NADA

Un  viento violento movió la calma de  mi teclado
arrastrando, caracolas, arena, restos de naufragios
y hasta peces alados.
Y entre todo ello, una imagen melosa llegó a mi puerto digital.
Pero como sirena desconfiada, me escondo detrás de las excusas
-aunque de sirena no tengo nada-
Y observo desde lejos,  miro, escucho,
huelo  intenciones, intento intuirlo
y pareciera que hasta se adormeció mi sexto sentido.

Y nada me funciona, "meto la pata" con mis comentarios
y mis pensamientos van como caballo desbocado
en dirección opuesta a lo que debiera ser
el inicio de un romance largamente esperado.

Sus palabras pintan expresiones
que aguardan en la bolsa de coqueteos urbanos
su turno largamente esperado.
Sus gestos dulzones atentan contra la diabetes
de la que mi corazón está desahuciado.

Me doy cuenta que el romanticismo que me nublaba
era aquel que  puntas en blanco y nudos sin atar dejaba.
No éste, tan elaborado, tan definidamente intencionado
como un pastel  preparado con el ingrediente del deseo
entre cada bizcocho del horno recién retirado.

No pensé que  el día llegaría
en que  las flores -aunque virtuales- me cargarían
como los besos escritos que a mi boca
felizmente nunca llegan ni me tocan.
Ni hablar de las llamadas telefónicas,
que corto con la frialdad de una bruja
que no sabía que  este esqueleto
digno de halloween habitaba.

Soy yo o es otra la que habita en mí?
Se fue aquella, sí, ¡Se fue!
Y me alegra.
No le di un abrazo ni le hice despedidas:
se fue así, sin más, luego de complicarme bastante la vida.

QUIERO TODO

Y aunque esté  ávida de abrazos infructuosos
y besos virtuales disfruté hace poco
no quiero un romance de esos que en afiches del cine aparecen
ni de aquellos que  las tardes ociosas de televisión adormecen.

Quiero, definitivamente, lo que mi corazón reclama con rudeza
lo que mi mente ha aceptado con humildad bajando la cabeza.
Quiero, simplemente quiero, quiero, sí, quiero
Quien  me acerque su corazón
con pocas palabras, casi sin gestos,
no me importará si tiene mala  ortografía o pésima redacción
quiero solamente  alguien que me arrastre con los ecos de su voz.

Alguien capaz de deslizar su música a mi oído
aunque no esté en francés.
Quiero, y si no es mucho pedir,
que aunque no llene mis días con algún "vos", "tenés" o "podés"
al menos me entregue flores con aroma y abrazos de verdad.

Me pregunto si valdrá la pena
que cada día vacíe mis palabras en esta página virtual.
Si el Universo, Dios, Buda o Alá  algún día me escuchará
y me enviará un príncipe celeste -porque azul destiñe muy pronto-
en esta época  que  poco importan los estereotipos
que en la infancia aprendimos.

Si casi no tiene cabellos o si éstos ya están completamente blancos
si tiene manías -  ¿Quién no las tiene?-
si aborrece las bacterias, la indolencia o la falta de inteligencia.

No me importa si  no llega cabalgando en un corcel
ni cruzando Los Andes en avión tal vez;
si no tiene un perfume de tres números en el rostro
o una bata azul en la maleta cargada de fotos.

No quiero un "vivieron felices para siempre"
apenas quiero la oportunidad esquiva
de encontrarme con él antes que acabe mi vida,
antes que se le ocurra tocar a mi puerta la muerte,
ella, ¡tan oportuna siempre!








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