Presagio























Esta mañana
un jarrón quebrado
mitad a mitad
perfecta división sobre la mesa
sorprendió mis ojos.

Agua derramada
sobre la superficie,
flores marchitas
durmiendo
en completa combinación
de colores.

Sólo
miré en silencio
mensaje incomprensible.

Recogí las flores,
sumergí sus tallos en agua fresca
y recordé
el aroma a mujer
en una casa.

Calladas,
mis manos
y ambas partes
del cristal roto:
dos simétricas mitades
una en mi mano derecha
la otra, en la izquierda.

La luz matinal
entró por la ventana
y se multiplicó mil veces
a través del cristal
en destellos que brillaron
a pesar del dolor
de la fría herida.




















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