Al terminar el día.

Hace tiempo no busco melodías,
ni viejos discos de condenas eternas 
(dormidas).
Hace mucho no miro  fotografías
Ni me detengo en aquella  esquina
Ni duermo con los recuerdos.

Hace tanto no evoco esos besos
Olvidando el sabor de esa boca en la mía.
Ya no necesito esa mano fría
que buscaba con ansias
para no extraviarme en la vida…

Está lejos
Como lejos siempre estuvo,  
cada día.

Ahora
las horas caprichosas me evitan,
me miran  indiferentes  y se van.

No comprendo cómo se tejen las historias
Ni tampoco sé mucho de la mía:
Hubiera querido otro  desenlace,
Dormir al calor de un abrazo en invierno,
ser prioridad en sus ojos por un momento.

Sentir que una hora es todo
Saber  que un instante basta
Escuchar que la noche se desploma
Silente  sobre  dos almas calladas
Cerrar los ojos y saborearlo todo
Cerrar los ojos y que no falte nada.

Ahora…
ahora no busco un solo recuerdo
No vivo del pasado (tampoco de lo que vendrá).
No espero nada de nadie: eso  he aprendido
Se siente vacío, pero se vive en paz.

Tengo este instante, tengo  esta hora,
Esta quietud  y  este vaivén,
Esta ausencia de esperanza rota,
Este silencio con sabor a miel.

No quiero más  (aunque  quiero todo):
Quiero mi  tiempo y  quiero mi voz,
Quiero este instante derramado en notas
De esa música suave que llaman amor.


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