REGRESA







¿Dónde estás
menuda de pasos inciertos
recorriendo el silencio
de caminos eternos?

Tus ojos oscurecidos
bajo el ciruelo de tu infancia,
canto inocente en el aire,
aroma a limón en la falda,
risas bordeando el puente,
pasos que se llevó el estero.

¿Dónde te has ido?
La mesa quedó esperando:
el pan tostado
la leche servida
el delantal planchado.

Los álamos con sus dedos
tendidos al cielo,
los pájaros que volaron
una tarde de enero
y las escaleras infinitas
de  cuentos y cantos
afirmaron sus peldaños
hace tantos y tantos años...

¿Dónde fueron tus sueños?

Acaso quedaron
prendidos a tus libros,
acaso al sabor 
del francés en tu boca
acaso simplemente
a ese aroma insistente
que te llama de lejos
como llaman los recuerdos
algunas noches de invierno.

¿Dónde estás?
Porque doce vidas se han ido
tras el sueño aquel
de música y de flores
de lluvia en julio,
de rosas en noviembre.

Regresa,
pues el pan aun está en la mesa
y el café con su magia
ha trepado los instantes
sigilosos del mañana.

Regresa, 
pues la música sigue prendida
a la blanca memoria
de viejos vinilos;
regresa,
pues aún él canta  tangos
los domingos pasajeros
de tu infancia;
regresa,
pues el calor aún vive
en esas pequeñas vacaciones
donde se horneaba la alegría
alrededor del mantel
y de la voz de la madre.

Regresa con tu memoria
regresa, cuando aún es tiempo.
















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